La insuficiencia aórtica consiste en el reflujo de sangre desde la aorta hacia el ventrículo izquierdo durante la diástole por incompetencia valvar.
Está condicionada por lesiones o alteraciones estructurales de las valvas sigmoideas que generan un cierre incompleto (mecanismo orgánico), o bien por distorsión o dilatación de la raíz aórtica y/o de la aorta ascendente (mecanismo funcional).
La base de los cambios hemodinámicos de esta valvulopatía es la sobrecarga de volumen del ventrículo izquierdo producida por el volumen de regurgitación, con el consiguiente incremento de precarga y poscarga. El volumen regurgitante a su vez depende del área del orificio regurgitante, del gradiente diastólico entre las presiones aórtica y del ventrículo izquierdo y de la duración de la diástole. La compensación ventricular se logra mediante la dilatación y la combinación de hipertrofias excéntrica y concéntrica, de tal manera que el aumento del volumen telediastólico se acompaña de aumento del volumen de expulsión (mecanismo de Frank-Starling) sin que se modifique la presión de fin de diástole. No obstante, a través del tiempo se compromete la contractilidad y en segunda instancia disminuye la distensibilidad. (1)
Diagnóstico
La ecocardiografía (ETT/ETE) es la prueba más importante para describir la anatomía valvular, cuantificar la insuficiencia aórtica, evaluar sus mecanismos, definir la morfología de la aorta y determinar la viabilidad de una intervención quirúrgica de conservación o de reparación valvular. La utilización de ecocardiografía Transesofagica (TEE) se ha convertido en un método diagnostico imprescindible en el quirófano del siglo XXI. Las imágenes que este estudio brinda son conocidas para el cirujano cardiaco, acostumbrado a manejar estas estructuras cardiacas. Las imágenes de eje largo y eje corto sobre raíz aortica permiten efectuar diagnóstico de patologías con gran precisión.